La terapia sistémica según Bert Hellinger en relaciones de pareja
¿De qué dependen la felicidad y la sensación de plenitud en toda relación de pareja? " Del amor "- por supuesto. Bien, pero incluso contando con este amor (independientemente de lo que cada uno pueda entender bajo este concepto), una y otra vez existen relaciones que fracasan. En la vida cotidiana de las parejas proliferan roces y luchas de poder, heridas y desilusiones. Finalmente (lo dejan); por lo visto no se trataba de la mujer o del hombre ideal. ¿Será el próximo el hombre de sus sueños? ¿Vendrá la felicidad con la próxima mujer?
Obviamente, el amor sólo no es suficiente. Naturalmente se necesitan, además, los (buenos modales). Se trata de ser abierto y sincero, de cuidar el hábito de la conversación, de enfrentar juntamente los conflictos, etc. ¿Pero aún hay algo más? ¿Qué se puede opinar de alguien que en relación con el amor pronuncia también la palabra (orden)?
Amor y orden - ¿una contradicción?
(Jesús dice: »Dios es amor.« Yo quisiera decirte: el amor es Dios. Olvídate de Dios por completo. Mantén el valor de ir con el amor; nada más debería tener importancia. Si el amor es importante para ti, todo te será posible.(Osho)
Un antagonista del amor parece ser el orden. El orden en el amor - ¿no es ésta una contradicción evidente? ¿No es el orden más bien un estorbo para el amor? ¿No se intenta, mediante el orden, encasillar a los sentimientos? ¿Es correcto construir diques ordenados para poder resistir la marea de los sentimientos?
Pensar en conceptos opuestos como (correcto( y (falso(, sin embargo, no lleva muy lejos. La vida es un movimiento dinámico entre polos opuestos y entre contrastes. La verdad nunca puede encontrarse exclusivamente en un lado. Ambos polos (y otros tantos más) son verdaderos. El que únicamente mira un lado, excluyendo el otro, acaba siendo ideológico, independientemente de la fachada que encubra esta ideología. Si hasta ahora en la propia vida prevalecía un polo determinasdo, se recomienda, como contrapeso, tener en cuenta también el otro.
Si el orden pudiera servir de contraste válido para el amor, ¿de qué tipo de orden se está hablando? Seguramente no de aquél que, en caso extremo, obligaba a nuestros antepasados a seguir viviendo el uno al lado del otro, incluso sin amor, simplemente porque la sociedad y su orden así lo exigían. Ese orden antiguo está cayendo en pedazos. Basta con mirar las relaciones a nuestro alrededor: reina la confusión bajo muchas formas, y la estabilidad se encuentra cada vez menos. Y nosotros, los hijos de este caos, vivimos en medio de esta inseguridad, recibimos heridas y se las causamos a otros, continuando nuestros experimentos in cesar.
Conocimientos liberadores
¿Cómo puede lograrse el amor? En sus libros y cartas, Bert Hellinger expresa un conocimiento profundo de un orden del amor en la familia y en las relaciones de pareja. Tales órdenes, ¿no podrían ser también fantasmagorías o el resultado de una visión conservadora del mundo? ¿No se trata, quizás, de alguien que infla su ideología para presentarla como verdad y doctrina, imponiéndola con la fuerza de su personalidad? Los críticos de Hellinger le reprochan exactamente eso.
Bert Hellinger, sin embargo, no desarrolló sus conocimientos en su camarín, sino partiendo de su trabajo terapéutico con constelaciones familiares (véase el recuadro). Así, sus tesis son comprobables. En cada caso concreto, con un cliente, estas ideas tienen que demostrar su validez para el logro de una solución y de una curación.
Así pues, la comprobación en la práctica debería ser el criterio decisivo para considerar correcta una idea, o no. El terapeuta debe poder reconocer claramente un proceso de curación como consecuencia de su trabajo. Pero también en este punto no existe la regla sin excepciones; las expresiones y desviaciones individuales son variadísimas. A pesar de ello, las siguientes ideas se presentan como pautas e impulsos.
El orden bueno
Lo que Hellinger presenta es un orden antiguo que actúa en nuestro interior. Este orden nos determina mucho más de lo que conscientemente sabemos. En las constelaciones, los representantes reaccionan espontáneamente, mostrando los sentimientos que provienen del lugar que ocupan. Experimentando con diferentes posiciones y expresando sentimientos y mensajes claves, se puede averiguar si algo corresponde a la dinámica reinante en la constelación. Sólo si un paso sirve para apaciguar el sistema entero, sólo si todos los miembros de la red relacional se sienten aceptados y acogidos, se puede hablar de un orden bueno. Un orden impuesto desde fuera permanece en la superficie, mientras que un orden que emana del interior también actúa en lo profundo.
Por su gran importancia quisiera repetir este punto: ¡Este orden no es ninguna base ideológica! Exige, en cada caso concreto, una comprobación basada en las reacciones de los participantes. Así pues, mediante este trabajo, una y otra vez se logra traer a la luz lo oculto y hacer visibles las causas de determinados conflictos. La realidad aceptada es liberadora, disuelve las implicaciones en viejas ilusiones y abre el paso a la reconciliación. De esta manera, la perspectiva se amplía y, con ella, también la responsabilidad.
Sin embargo, estas constelaciones no sólo explican y resuelven casos individuales. Aquello que en muchas constelaciones resulta igual o similar nos permite deducir las estructuras generales que rigen en nuestras relaciones.
Dar y tomar
A la larga, una relación únicamente puede ir bien si en ella existe un equilibrio entre dar y tomar. Siempre que sólo es una parte la que da, se crean un desequilibrio y una tensión que nos apremian a buscar la compensación. En cuanto el otro devuelve algo, la tensión puede cesar. Si éste último da un poco más de lo que recibió, se mantiene una tensión buena en la relación.
"La felicidad en una relación depende de la medida en que se toma y se da. Un movimiento reducido sólo trae ganacias reducidas. Cuanto más extenso sea el intercambio, tanto más profunda será la felicidad. Sin embargo, existe una gran desventaja: la vinculación resulta aún más fuerte. El que quiera la libertad, tan sólo puede dar y tomar muy poco y tan sólo puede permitir un intercambio muy reducido entre ambas partes." (También las demás citas de Hellinger se ponen en cursivas.)
Aquellas relaciones en las que únicamente uno da, mientras que el otro tan sólo toma, corren el peligro de fracasar. En algún momento, uno de los dos ya no soporta el desequilibrio - ¡y puede ser muy bien aquél que recibió demasiado! - y se va.
Lo que vale para la compensación del bien, también es válido para la compensación del mal. En cuanto uno comete una injusticia con el otro, hiriéndolo, se desarrolla la misma necesidad de compensación. El autor debería ofrecer un sacrificio o algún tipo de satisfacción que aproximadamente corresponda a lo que hizo; así favorece la relación. También es correcto exigir la compensación. Para la compensación del mal resulta especialmente provechoso exigir algo menos que el otro hizo.
El que se considera demasiado noble para exigir la compensación, por ejemplo perdonando generosamente, daña la relación, ya que no resuelve la necesidad de compensación de una manera humanamente comprensible. Todo lo contrario, aún agrava el desequilibrio, ya que, por una parte, él es la víctima, por otra parte, se pone por encima del otro, perdonándole. Esta es una de las razones por las que Hellinger dice: Muchas veces, el que parece ser el bueno, en realidad es el malo.
La vinculación
Frecuentemente, las constelaciones ofrecen una imagen fascinante en cuanto se configuran las relaciones con parejas anteriores, especialmente con un primer amor. Aunque haga veinte o treinta años de eso, los representantes se miran radiantes, mostrando claramente la fuerte atracción que sienten. Es un vínculo sorprendente que aquí aparece y que la persona que configura la constelación no conocía conscientemente en toda su profundidad. Tampoco hay ninguna diferencia si la relación, hacia fuera, estaba legalizada o no. Por tanto, en las constelaciones es correcto hablar de "tu marido" o de "tu mujer" siempre que se trate de un vínculo serio.
¿Cómo puede darse esta vinculación? La sexualidad unida al amor vincula. En cuanto dos personas hacen el amor - con amor -, se crea un vínculo, independientemente de si lo quieren o no, de si tenga sentido, corresponda, sea socialmente aceptable, o no.
Este vínculo tiende a una unión duradera, es decir al matrimonio. Si uno quiere el matrimonio, pero el otro se niega, esta negación se vive como una herida que puede llevar al fracaso de la relación. En el trabajo con constelaciones, al hablar de una relación de muchos años, la pregunta de Hellinger es: ¿Por qué no os casásteis? (Al mismo tiempo suena en mis oídos la frase de Osho: "El matrimonio es la muerte del amor."- ¿Pero quizás, una vez muerto el amor, no tenga ninguna importancia saber si fue por el matrimonio o por no estar casados?)
Tampoco este vínculo es indisoluble. Así, por ejemplo, una mujer, cuyo marido está paralítico desde que tuvo un accidente, acude a la terapia familiar. Hellinger le dice que cada uno tiene que llevar sólo una suerte así, sin poder esperar que su pareja siga atada toda su vida.
El vínculo es más fuerte en la primera relación, es decir que con cada separación y cada nueva relación decrece. El que muchas veces se separa, poco a poco pierde la fuerte vinculación original con una pareja. Sin embargo, hay que distinguir claramente entre vínculo y amor.
"La segunda relación ya no tiene la misma profundidad que la primera. No puede tenerla, ni tiene por qué tenerla. Sin embargo, no quiere decir que será menos feliz o que habrá menos amor. Incluso puede ser que el amor en la segunda relación sea más grande y más profundo. Sólo una vinculación en el sentido original, como en una primera relación, se les niega."
Hellinger subraya que no existe la pareja única y verdadera; todo lo contrario: el que convierte a su pareja en la única ("Si te fueras, no lo resistiría"), exige demasiado de la relación. Esta dependencia corresponde a la relación de un hijo con sus padres, pero no entre adultos. En cambio, hay que decir: "El mejor hombre y la mejor mujer raras veces se encuentran. Por regla general, el hombre bueno y la mujer buena son suficientes."
Los hijos
El vínculo entre el hombre y la mujer, a su vez, busca lo tercero. El cumplimiento natural son los hijos. A través de un hijo siempre se crea un vínculo especialmente fuerte, independientemente de las demás condiciones.
Así, por ejemplo, una pareja vive, durante años, en una relación estrecha y de confianza, sin tener hijos. El hombre hace una escapada y la amante se queda embarazada. En este caso correspondería al nuevo vínculo dejar a la primera mujer y asumir la responsabilidad del hijo y de la nueva relación. La mera realización del acto sexual - incluso sin amor - siempre incluye el riesgo de una vinculación a través de un hijo.
Las constelaciones lo verifican. Presentaré un ejemplo: Un hombre soltero, de 45 años, tuvo una hija de su amiga con la que había convivido durante medio año. Cuando la mujer quedó embarazada, la relación ya estaba a punto de disolverse. Ella le ofreció el aborto, él, sin embargo, se decidió por tener a la hija. En la constelación, la relación entre padre e hija es tierna y conmovedora. Entre el hombre y la mujer no hay amor; a través de su paternidad, sin embargo, existe un vínculo.
Si bien el desarrollo natural de una relación consistiría en un hijo, no quiere decir que no pueda haber relaciones buenas sin hijos. La esterilidad no deseada es una suerte difícil para una pareja. Sobrellevada conjuntamente, sin embargo, profundiza la unión. Ahora bien, si un miembro de la pareja está decidido a no tener hijos, esta actitud debilita la relación y el vínculo. Hellinger opina: Aquel miembro de la pareja que no quiere tener hijos, o no puede engendrar o concebirlos, no tiene ningún derecho de obligar al otro, que sí quisiera tenerlos, a quedarse. Tiene que darle la libertad.
También otra afirmación de Hellinger me merece ser mencionada. Dice que la paternidad confiere a las personas (un mayor peso específico del alma(. ¿No es verdad que, comparando padres o madres con personas solteras de la misma edad, estas últimas parecen tener menos peso y tocar menos la realidad? Así, hace poco, llamé por la noche a un terapeuta, amigo mío, que después de separarse de su mujer se hace cargo de los dos hijos. Entusiasmado le contaba de un nuevo (descubrimiento( terapéutico, cuando él me interrumpió: - Eso me cae muy lejos ahora. He pasado todo el día con mis hijos en el parque de atracciones y ahora tengo que hacerles algo para comer. Eso es lo que realmente me preocupa en estos momentos.
¿Quién de nosotros estaba más en contacto con la realidad en ese momento? ¿Quién tocaba más la tierra?
Respetar lo rechazado
En relación a las parejas sin hijos Hellinger también habla del respeto ante aquello que en una decisión se rechazó: "Cuando una persona se decide por algo, por regla general tiene que dejar otra cosa a cambio. Aquello por lo que se decide es aquello que se realiza. ... Si desprecian aquello que no realizaron, esta actitud resta algo de lo que eligieron, lo disminuye. En cambio, valorando lo no realizado, aunque no lo eligieran, aún añaden algo a lo que eligieron. Las mujeres que son conscientes de la pérdida, renunciando conscientemente (a tener hijos) y asintiendo conscientemente a esta renuncia, conservan lo femenino para lo nuevo. Así, lo eligido cobra otra cualidad. A través de la renuncia consciente, por tanto, se gana algo. Aquello que no elijo despliega su eficacia si lo valoro, aunque yo mismo no lo realice."
El que en la vida se decide por una alternativa (por ej. a favor de la paternidad o contra ella), tiene dos posibilidades. Es decir, el que menosprecia la otra alternativa para así tener la sensación de haber tomado la decisión "correcta", cae en la estrechez. El que, por lo contrario, admite el dolor por la alternativa perdida, gana amplitud.
Culpa y reparación
Un concepto que anteriormente se me hacía cada vez más confuso y cuestionable era el de la culpa. Me sonaba a preceptos religiosos anticuados, a confesión y a pecado. Así, en mi trabajo con personas partía de la convicción de que toda persona hace lo mejor que puede. De esta manera, el concepto de "culpa" me parecía superfluo.
En el trabajo con constelaciones, sin embargo, conceptos como "injusticia" y "culpa" aparecen bajo otro aspecto. Cuando el "alma" de una persona experimenta un hecho como injusticia, procura que ésta se pague. Este tipo de culpa siempre tiene consecuencias negativas. Tiene que ser pagada - por uno mismo o por otro miembro del sistema. Para aquellos que se les ponen los pelos de punta al oír tales frases, presentaré unos cuantos ejemplos:
Un hijo siempre es la responsabilidad conjunta del padre y de la madre. Si un hombre engendra un hijo y deja que la mujer después lo críe sola, rehuye su responsabilidad, cometiendo una injusticia. Su alma le exigirá un precio por ello. Al oír por primera vez estas palabras, entendí un enigma de mi pasado. Mi primera amiga quedó embarazada de mí justo cuando yo estaba a punto de dejar la relación. En un principio, el hijo se crió con ella y con sus padres. Durante ese tiempo yo conocí a mi gran amor de aquel entonces. Pero muy pronto empecé a sentir una resistencia contra esa relación que, durante los cuatro años siguientes, me llevó a destruir sistemáticamente nuestra amistad. Hoy en día veo claramente que simplemente no podía soportar una relación feliz y plena cuando, por otra parte, había abandonado a la madre de mi hijo - a pesar de todas las explicaciones racionales y justificaciones necesarias.
Una injusticia en una relación de pareja también puede ser el que una persona sólo haya tomado al otro por marido o mujer como una solución de emergencia. En cualquier caso, es bueno que la injusticia y la culpa salgan a la luz. En las constelaciones, las tensiones ocultas se disuelven en cuanto los sentimientos hasta entonces reprimidos se expresan, cuando una mujer, por ejemplo, le dice a su marido: "Estoy furiosa contigo porque siempre he sido la segunda opción para ti." De repente, él puede aceptarlo y llegar a decir: "Lo siento."
El aborto voluntario
El tema del aborto es uno de los más controvertidos en el campo de batalla de las ideologías. También a este respecto es aclaratorio servirse de constelaciones familiares para ver los posibles efectos de un aborto.
"En nuestra cultura, el aborto tiene efectos muy profundos en el alma - aunque pueda haber grandes diferencias de familia en familia -, y esta instancia interna no se impresiona por argumentos. Actúa de una manera absolutamente independiente y también inconsciente."
Aquello que "el alma" por regla general percibe como injusticia, en la mayoría de los casos se reprime con todas las fuerzas. Cuando sólo uno quería y forzaba el aborto, secretamente se le da la culpa y no se le perdona. A veces se paga con la misma relación, que fracasa a raíz del aborto, o con la pérdida de la relación sexual.
En algunos casos, un aborto es la clave cuando en una constelación una pareja (mejor dicho sus representantes) sigue intranquila sin poder encontrar la paz. En cuanto el aborto sale a la luz y la responsabilidad se asume, puede darse la curación.
Durante la pausa de un seminario, la conversación giraba alrededor de la relación fracasada de uno de los participantes.
- Principalmente -dijo- nos peleábamos por el perro que acabábamos de comprar.
Bromeando le dije que quizás fuera importante hacer una constelación con un perro. El lugar de éste estaba claro: a los pies de la pareja. Más adelante, al configurar la constelación de aquel participante, surgió como tema importante el aborto que había tenido lugar un año antes de la separación. Al introducirse el hijo abortado en la constelación, éste se encontraba precisamente sentado a los pies de la pareja, igual que el perro que poco después compraron y que, en lugar del niño, se convirtió en el desencadenante que sacó a la superficie el conflicto de la pareja.
Para poder reconciliar la paz interior después de un aborto, el hijo abortado debe recuperar su lugar en el sistema del padre y de la madre. Para ello son de especial importancia las frases que la madre y/o el padre dicen al hijo: " Tú me diste lo más grande que se puede dar, tu vida. Yo ahora te doy un lugar en mi corazón." O quizás simplemente: "Lo siento. Ahora te tomo como mi hijo." Tras estas frases, que en muchas constelaciones resuelven las tensiones relacionadas a este tema, aún quisiera citar las palabras de Hellinger para unos padres que acababan de hacer su constelación:
"Aún hace falta tiempo para que el dolor venga. Cuando sea el momento, debeis admitir el dolor con la mirada puesta en el niño. También es posible, durante un tiempo, darle al niño un lugar en la vida. Así, por ejemplo, en vuestro interior podeis enseñarle a sus hermanos y, durante un año, le enseñais las cosas bellas del mundo. Pero después debe estar acabado. La culpa debe acabarse al cabo de un tiempo. Y después no se habla más. Así, el hijo encuentra la paz y vosotros miráis hacia adelante."
Separación y despedida
Una y otra vez el amor fracasa. Unas parejas se separan, nuevas parejas se encuentran. ¿Cómo podemos enfrentar este hecho?
"En la mayoría de los casos se acaba sin que ninguno de los dos tenga la culpa. Se termina porque cada uno, a su manera, está implicado, o porque uno se encuentra en otro camino o se ve llevado hacia otro camino. Quien, por lo contrario intenta determinar culpas, tiene la imagen o la ilusión de poder hacer algo, o que él o el otro simplemente tendrían que cambiar su comportamiento para que todo se arreglara. En vez de darse cuenta del alcance y de la profundidad de la situación, la atención se centra en las supuestas culpas y los reproches mutuos. La solución consiste en que ambos se entreguen a su dolor, a esa aflicción profunda porque todo ha pasado. .... En una separación, la cólera muchas veces sustituye el dolor de la aflicción."
También los cónyuges anteriores forman parte del sistema. Al configurar el sistema actual de un cliente, estas parejas anteriores también se incluyen en la constelación.